26 enero 2014

Año nuevo, vida nueva.

2014. Cuánto tiempo desde mi última entrada. Demasiado tiempo.
La verdad es que sí, año nuevo, vida nueva. Nuevas esperanzas, nuevas ilusiones, nuevos amores, nuevas amistades. Nuevo todo. Pero no es el año el que marca lo nuevo. Es el tiempo. La búsqueda.
Cuántas veces habré buscado como loca y no habré encontrado nada, absolutamente nada. Y luego en cambio, no buscas, no necesitas, y encuentras.
Y es por eso que cuando mejor estás de repente aparecen nuevas cosas, nueva gente, que lo cambia todo, entonces caes, y tropiezas, una y otra, y otra vez.
La vida es una cápsula de experiencias y de estadística, y probabilidad, pero sobre todo de suerte.
La suerte no es algo con lo que se nace, depende mucho de tu estado de ánimo, y del entorno, y ahí es donde todo cambia.
Cuando cambias de entorno y de gente, y de medios cambia todo, y entonces la suerte va variando. La suerte es como la vida, a veces está arriba, a veces abajo y a veces ni siquiera está.
Ni siquiera está.
Tanta gente, tantas cosas ni siquiera están.
¿Sabes como cuando consigues encontrar a esa persona con la que pasar ratos y confiar, y querer, y abrazar, y alguien que te comprende en todos los putos aspectos, y que en vez de mirar por tus defectos te mira las virtudes, y entonces cuando más necesitas a esa persona para poder crecer como tal van y te la arrebatan? Pues así estoy yo ahora mismo, con ganas de nada y nada de ganas. Que sí, hay gente a la que quiero a mi alrededor, y que me comprenden, y que me intentan ayudar a mejorar, no, espera, me mejoran, pero no es lo mismo, te arrebatan parte de tu vida, y los recuerdos cada vez son más fuertes, por que cada vez asumes que te la han quitado, y a medida que te vas dando cuenta intentas ser más fuerte, mejor, y no acabar con una amistad, que vale, fueron 2 años, pero es que lo poco gusta y lo mucho cansa, aunque era imposible cansarse de esa amistad, era un circulo cerrado, un redondo perfecto, algo irrompible, no era una amistad sin más, y aún estando a kilómetros y kilómetros, no pienso dejar que se acabe, nunca, porque la amistad verdadera dura para toda la vida, y esta durará.
He perdido el hilo, y los papeles, y ya no sé qué hacer, estoy demasiado débil como para seguir con todo, con mis problemas y con mi vida, a pesar de eso, habrá que seguir. Y no tengo ganas.